viernes, 19 de julio de 2013

Día del Amigo (una reflexión que derivará en cualquier cosa)

“¿Qué es la amistad?” es la pregunta que me despertó esta mañana. Me levanto y me lavo la cara, me miro frente al espejo, y mientras escucho el disco Parte de la Religión de Charly, me vuelvo a preguntar: ¿qué es la amistad? Así que salgo de mi casa y empiezo a recorrer el barrio buscando a alguien que me pueda contestar. Entro a la verdulería y le pregunto a Omar, mi verdulero vecino, y éste me contesta que la amistad es como los racimos de uva que cuando una de estas se separa del resto es para ser devorada. Me deja pensativo, y a los dos segundos me dice que le compre algo o que vaya a molestar a otro lado. Bueno, sé que el verdulero no es mi amigo. Sigo avanzando hacia la plaza Racedo. E intento hacer una lista de síntomas de la amistad.

1-      Un amigo comparte intereses comunes (partidarios, deportistas, religiosos); objeción, mi mejor amigo es ateo y yo creyente, otro de mis mejores amigos es de Boca y yo de River. Así que tal vez no sean intereses comunes.

2-      Otro dato para saber quién es tu amigo: La lealtad. Interesante, eso quiere decir que Perón tenía más de un millón de amigos (mientras pienso esto un loco sale detrás de la fuente de agua gritando “¡Viva Perón, carajo!”) pero me ha pasado de tener amigos que me han fallado, y que no han sido del todo “leales”. Pero no por eso han dejado de ser mis amigos.
3-      Un amigo es alguien con quien te la pasas todo el día, compartiendo tiempo. No lo niego, pero hay amigos que por la distancia, trabajo y otras circunstancias (léase me casé y mi mujer es absorbente) no los puedo ver, incluso pasan años, pero los siento tan amigos como si los viera todos los días.

4-      Obviamente los amigos no son los contactos de Facebook. Ni una cuarta parte de los que te saludan por el día del amigo (por cierto, feliz día del amigo a todos)

Frente a esas objeciones, quedé desconcertado. Sin saber a dónde disparar. ¿Será que no tengo amigos? Tal vez deba trabar amistad con el loco de la plaza que vocifera el regreso de Perón. Pero decidí hacer algo mejor: ir al misteriosos y mítico barrio Alberdi a ver a su profeta. Un hombre del que se dice que tiene millones de amigos que a su vez son sus enemigos. Aunque yo sospecho que todos son enemigos pero él dice que son sus amigos que lo tratan como enemigo porque sus enemigos, temerosos de sus poderes, lo tratan de amigo ¿yo seré amigo o enemigo para él?

Cruzo por el Andino pero por una parte que no cruza todo el mundo, sino por un pasaje que cruzan unos pocos que quieren descubrir el verdadero Alberdi (es como el armario de Narnia) y llego a las tierras del profeta. Cruzo la plazita Alberdi y dando algunas vueltas en zigzag por las esquinas del barrio, llego a la puerta del místico y adivinador. Antes de tocar la puerta me abre (como siempre lo hace). Me recibe mientras fuma un cigarro de apio. Antes de hacerle la pregunta, me empieza a contestar. Antes de hacer mis objeciones, me las retruca. “Así que estás haciendo una lista para saber que es la amistad” me pregunta con ojos centelleantes (siempre quise escribir la palabra centelleantes[1], aunque no sé lo que significa). Me dice que me he equivocado en hacer esta lista. Que la amistad no son características, ni circunstancias. Sino que son personas. Y que si tengo que hacer una lista, que sean de personas. Me deja reflexionando y le pregunto si tiene una lista. Él me dice que sí, la de sus enemigos. Le pregunto en cuál estoy y él me dice que no importa. Porque lo que se ama se odia y lo que se odia se ama. Lo importante es despertar ese sentimiento. Porque la vida es tener un lugar en el pensamiento de los demás, y ahí está la clave de la eternidad.
 No sé si tengo amigos o enemigos, pero si estoy en la cabeza de ellos, soy eterno.





[1] Después busqué en el diccionario mataburros y encontré que la palabra Centelleante significa algo que dispara luz o fuego ¿habré aplicado bien la palabra?
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