miércoles, 25 de mayo de 2011

muy pronto...

EL MULTIVERSO!!!


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El otro día leí una noticia sobre Stephen Hawking y su nuevo libro The Grand Design. Pero lo que me llamó la atención es mención sobre el Multiverso, a posibilidad de que existan universos simultáneos. Me puse a buscar un poco sobre las teorías de este hombre, el más inteligente del

mundo (según Lisa Simpson), y encontre algunos textos en internet sobre el tema. Pero lo más sorprendente es las refere


ncias a la mitología DC sobre el Multiverso ¿Cómo me pude olvidar sobre las tierras del Universo DC (mejor dicho Multiverso DC)? Pero primero les mostraré una nota de un blog del año 2009 (el 16 de noviembre para ser más exactos):


Teoría del MULTIVERSO y de los UNIVERSOS PARALELOS


La teoría de la formación del Universo a través del BIG-BANG a pesar de ser la más aceptada tropieza con muchos problemas. Esta teoría hace que muchos científicos se planteen la hipótesis de la existencia de Dios o conciencia universal inteligente y autoconsciente, el llamado por algunos filósofos “Espíritu en acción”. Recordemos aquí que la idea que un científico pueda tener de Dios es muy diferente a la de las religiones. Ellos no definen Dios como un ser antropomórfico hacedor de milagros, sino como Orden Universal, dado que la perfección de algunas ecuaciones matemáticas causa sorpresa entre la comunidad científica.

El propio físico Stephen Hawking reconoció, hace ya bastante tiempo, que debía haber algún error en la Teoría del Big-Bang puesto que de lo contrario sería imposible que los seres humanos estuviéramos aquí para contemplar el Universo. Así el principio antropométrico (el que dice que el Universo nos estaba esperando) está cobrando bastante fuerza. El simple hecho de que en el Big-Bang se hubieran dado temperaturas un poco superiores o inferiores (recordemos que eran billones de grados) o hubiera explotado unos segundos antes o después, hubiera hecho imposible la vida en el Universo ya que sería un Universo del polvo y gas.


De la misma manera si las Estrellas se hubieran formado de manera diferente no hubieran producido los átomos necesarios para crear vida, eso sin contar lo que dijo el gran astrónomo y matemático inglés Sir Frederick Hoyle:


"¿Cuáles son las posibilidades de que un tornado que pase por un lote de basura que tiene todas las partes de un avión, accidentalmente se junten y creen otro avión listo para despegar? Las posibilidades son tan remotas e insignificantes incluso si un tornado pasara por todos los lotes de basura del universo. O es tan improbable que una proteína de hemoglobina, con sus 141 aminoácidos, sea formada de una sola vez por selección como el que un huracán que arrasara un desguace de chatarra ensamblara un avión Boeing 747. Esto significa que no es posible que la célula pase a existir por medio de coincidencias, y por lo tanto, de modo definido, tiene que haber sido "creada". (este físico al igual que Francis Crick creían que había sido creada no por Dios sino por una civilización alienígena- Teoría de la Panespermia).
De esta manera las posibilidades que nosotros estemos aquí contemplando el Universo son de 0 absoluto.


Para salvar este escollo, los científicos más materialistas formularon diversas hipótesis, entre ellas se encuentra la teoría del MULTIVERSO que enunció Stephen Hawking, según la cual el Universo en su función onda hace que nuestro Universo ofrezca la probabilidad más alta para la vida. Pero la función Onda hace que hayan infinitos Universos que no han desarrollado vida porque implosionaron de forma diferente. Existen infinitos Universos con propiedades físicas diferentes y conectados unos a otros por agujeros de gusano, sería algo así como un mar de burbujas conectadas unas con otras.
FUENTE http://cronicasdebusqueda.blogspot.com

Ahora, lo planteado por el señor Hawking no es para nada nuevo, esto ya fue descubierto por el científico Barry Allen... Todo ocurrió en Flash # 123 (Vol. 1)...


miércoles, 18 de mayo de 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

¿Quién me vendrá a buscar?

  La cama del hospital esta fría, como si ya predijera la cercanía de mi muerte. Las sabanas blancas están adornadas con manchas de sangre y algún líquido que no podría calificar. La habitación donde moriré esta invadida por las hordas del silencio. El único sonido gobernante es el de la maquina que me sostiene en éste mundo. La maquina es el anuncio de la caída de mi reino, de la abominación de la desolación que tanto amargó al pueblo judío en la época de los Macabeos. El sonido de la máquina es la isla entre los océanos del silencio, angustiante y eléctrico, que impregna en los huesos y en los pensamientos. ¿Quién me vendrá a buscar para llevarme a la eternidad?
   En la punta de la cama, anticipación de mi cajón, se encuentra mi amigo. Los ojos colorados son las huellas del llanto por la próxima partida de un camarada en las desdichas, compañero en las alegrías, hermano en los sentimientos, socio en los amores. Las huellas de lágrimas en los ojos de mi amigo son carteles, avisos, señales de mi mayor miedo: la muerte. La muerte, destrozadora de proyectos y sueños, balde de agua helada en los calores del futuro, límite del amor humano. La muerte es el abismo profundo, oscuro y desconocido al cual no quiero saltar, y a su vez, me siento tentado a hacerlo sólo para satisfacer mi curiosidad. ¿Qué hay después de la muerte? La muerte es hermana de la curiosidad. ¡Cuantos creen que en ella van a encontrar las respuestas más importantes y las revelaciones más insignificantes! La muerte, lo único seguro en la vida (me doy cuenta que es una frase hecha, mas no deja de ser verdadera). Mi amigo al pie de mi cama, igual que las mujeres que presenciaron el deicidio del carpintero de Nazaret. ¿Estas mujeres, testigos de la crucifixión, habrán estado también acompañando a su Señor cuando Nietzsche lo mató? No son buenos pensamientos para alguien que esta a punto de morir. Debería tener esperanza, pero esa ha sido la pobreza en mi vida. Estoy por morir y sólo veo a mi amigo al borde de mi lecho. Mi amigo tiene en su cara las grietas erosionadas por las lágrimas. ¿Cómo habrá sido el momento en que lloró? ¿Lloró como el Pélida Aquiles cuando le fue arrebatado la joven Briseida? ¿O lloró como San Pedro cuando se descubrió negador en las pupilas de su maestro? ¿Lloró de tristeza por la perdida de un hermano o porque la muerte de alguien cercano siempre es vaticino de nuestra propia muerte?

   Los pasillos del hospital son pabellones de condenados, donde el dolor vive una constante orgía de privaciones. El olor de los remedios, el calor de las maquinas, la luz de los focos a punto de quemarse, el ruido de maquinas lejanas, el sabor a final. Todo eso se mezcla en el cáliz llamado enfermedad. Pero la muerte tiene un poder más grande. Impregna todo y en todos. Ni el rincón más lejano se escapa del espíritu de la muerte. Los médicos, guerreros enemigos jurados de la muerte y la enfermedad, se han convertido en mercenarios de las batallas perdidas de la vida. Mi amigo me observa en el borde de mi cama. Él tiene lágrimas en los ojos. Yo murmuro con esfuerzo: “¿Por qué la muerte?”. Mi amigo, tratando de escucharme, se agacha y acerca su oído hacia mis labios secos como la Puna de Atacama. Vuelvo a preguntar entre los silencios del dolor: “¿Por qué la muerte?”. Mi voz se escucha áspera y corrosiva, fruto de la guerra de la agonía. Mi amigo se para firme y mira el vacío. Él deja que el silencio hable en su lenguaje parco y duro. Me mira al cabo de un rato y dice: “La muerte es el misterio más grande. La mente no puede captar semejante cosa. Somos seres llamados al amor y a la vida, por eso la muerte nos descoloca. Ella destruye todos nuestros axiomas. Muchas veces me pregunto, hermano, si la encarnación de Dios fue sólo para entender la muerte, experimentarla. A veces creo que ni Dios entiende la muerte; y por esa razón se hizo mortal: sólo para satisfacer su curiosidad. Lo inmortal sólo entiende la mortalidad si se hace mortal.” Yo lo miro desde mi cama y pienso. Nunca imaginé que dijera tantas macanas.
   Mi amigo esta en un extremo de mi cama, pronto estará al lado de un ataúd que cobijará mi cadáver. Con mi amigo compartimos muchas cosas. Nuestra niñez fue feliz, bueno, a excepción cuando el padre de él se emborrachaba. El viejo, estimulado por el alcohol, golpeaba a su esposa y maltrataba a sus hijos. Mi amigo lo soportaba estoicamente sin derramar una lágrima. Mas ahora lo veo con las mejillas empapadas ¿llora por mí o por todos los golpes que recibió de niño por manos de su padre? Mi amigo nunca lloró los primeros veinte años de su vida. Ni siquiera el día que el vicioso de su padre apareció muerto en una zanja. Mi amigo estaba tan frío, sin afecto ni remordimiento, que la policía sospechó de él. Siempre me pregunté si fue él quien mató al viejo. Ahora lo veo al pie de mi lecho en medio de una tormenta de sentimientos tristes en donde la lluvia son las lágrimas y los truenos son los gemidos. La primera vez que lo he visto llorar fue por amor. Por la pasión hacia una mujer. Yo lo creía sin sentimientos hasta la aparición de ella. El amor destruye pero provoca nueva vida. La muerte también. ¿Qué tienen en común el amor y la muerte? Con ambos lloras.
   Mi amigo esta al pie de mi cama y mi mente pasea por la vida de este hermano que me acompaña en la hora última. Mejor dejo de pensar en él y pienso en mí, en este momento. Pronto pasaré al mundo de las sombras y recuerdos. Un mundo lleno de novenas de difuntos y ritos para calmar la ira justiciera de Dios. Se acerca la muerte ¿Vendrá alguien a buscarme? ¿Tal vez mi abuela o algún ancestro olvidado? Tal vez vengan ángeles o la Beatriz del Dante. A lo mejor viene un amigo muerto hace tiempo. En realidad no necesito amigos que me vengan a buscar, basta y sobra con el que tengo al pie de mi cama. Estoy muriendo y pienso en quien me vendrá a buscar. ¿En qué pensará mi amigo? Tal vez en ella. Por ella lloró por primera vez. Cuando uno llora, sin importar las circunstancias, lo hace recordando la primera vez que lloró. ¿Mi amigo estará llorando por mí o por ella? Sospecho que mi amigo no lloró ni siquiera de bebé. La primera vez que lloró fue por ella. Lo peor es que yo también lloré por ella.
   Ella no era sólo bonita. Su carácter parecía remontarse a los tiempos míticos de la Pachamama. Ella era la diosa gobernante de los corazones solitarios. Ella era el refugio en las penumbras de la noche. Ella fue nuestra maldición. Nuestra condena. Nuestra vestal azteca, consagrada a Quetzalcóatl. Nuestra ramera de Babilonia. Nuestro Génesis y nuestro Apocalipsis.
   Cuando él la conoció, ella llevaba un vestido azul. Cuando ella lo abandonó, tenía el mismo vestido. El mismo vestido que le quité dos semanas antes en una noche de lujuria y traición. Fui el Judas de mi amigo, quien ahora, en el momento de mi muerte, me acompaña al pie de mi cama. Dos semanas después que le hice el amor, ella decidió dejarlo. Ella fue Teseo y él Ariadna. ¿Quién fui yo? Una mierda. Me pregunto quien me vendrá a buscar. No creo que vayan a ser ángeles celestiales. Ni ningún pariente muerto hace tiempo. Seguro van a ser demonios. Estoy por morir y nunca pedí perdón por esa traición. Mi amigo se acerca nuevamente, se agacha y me murmura al oído: “te perdono”. Creo que él me lee los pensamientos o mi mirada le ha suplicado el perdón necesario para liberar mi alma. Puede ser lo segundo, pero él siempre me dio la impresión que conocía los laberintos de mi psiquis.
   ¿Quién me vendrá a buscar?  Estoy muriendo y tengo a mi único amigo al pie de mi lecho. Vuelvo a los recuerdos y decido navegar de nuevo en ellos. Es la última vez que recordaré porque pronto yo seré un recuerdo ¿los recuerdos recuerdan? Ya me enteraré. 

   La cama del hospital esta fría, como lo estará mi cuerpo en unas horas. Mi mejor amigo esta al borde de mi cama. Ambos estamos esperando el momento de mi partida, cuando pase de ser a la nada. Dejaré de existir. Tengo miedo de lo que me espera del otro lado. Las memorias entran en los pasillos y rincones de mi habitación. Ellas están llenas de vergüenzas, fracasos e infidelidades. Cuando ella lo dejó por mí, cada vez que me miraba al espejo no me reconocía. Pero no me importaba haber traicionado a mi amigo: estaba “enamorado”. El día que ellos se separaron, fui a verlo a su departamento. Ella no le había dicho la causa de la separación. Él se encontraba consternado, atontado, como una gaviota volando en una tormenta en alta mar. Lo miré y su rostro presentaba el dolor en su estado más puro, más esencial y primario. En su cara imperaba el sufrimiento. Lo veo ahora, en un rincón de la habitación de éste hospital, y su faz presenta la misma agonía de aquella tarde que lo fui a ver, cuando ella lo descartó como una muda vieja.
   ¿Quién me vendrá a buscar? Me esperará alguien o sólo la nada eterna. Mi amigo levanta sus ojos y los conecta hacía los míos. Parece que leyera mi espíritu. Después me interroga: “¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?”. Yo me espanto ante la pregunta. Me doy cuenta que han pasado treinta y cinco años desde la última vez que lo vi. En mis entrañas siento que sale una revelación que rasga mi carne y mi piel. Mi último recuerdo sobre él fue en su departamento, el día que ella lo dejó. Él lloraba. La desesperación era su yugo y su cruz. Yo le conté las razones por la que ella lo dejaba. Me tocó dar la última apuñalada. Todo empeoró cuando nos dijimos cosas que jamás debimos habernos dicho. No nos hablamos nunca más, hasta hoy, cuando estoy a punto de partir al Hades (como llamaban los griegos al mundo de los muertos). Tres semanas después de nuestra discusión en su casa recibí una noticia terrible: él se había suicidado.
   Ahora entiendo por qué la pregunta que me hizo hace un momento: cuándo fue la última vez que nos vimos. Me es una revelación aterradora.
   Ya sé quién me vendrá a buscar en el momento de mi muerte: mi amigo, quien esta al borde de mi cama, sin que lo noten mi esposa y mis hijos, ni los médicos que tratan de revivirme (pero yo ya sé que estoy muerto). Un amigo vino a buscarme.                   

Action Comics # 900

Esta es la portada de Action Comics # 900, donde Superman renuncia a ser ciudadano estadounidense..

aquí les dejo la historia controvertida escrita por David Goyer y dibujada por Miguel Sepulveda










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